Carnegie, la integración vertical e inicios del acero estructural 

Blog Date

Autores: Nina Casas Guzik, Pablo Arredondo Vera.

Carnegie Steel Company.

Andrew Carnegie, un inmigrante escocés, creó su primera planta acerera, la Edgar Thomson Steel Works, en Braddock Pennsylvannia en 1872. La planta comenzó a producir vías del ferrocarril en 1874. A partir de bajos salarios, tecnología eficiente, inversión en infraestructura y una buena organización, la planta comenzó a producir un margen de utilidad del 40% anual con el cual Carnegie y sus socios compraron otras plantas vecinas como la Homestead Steel Works. Todas estas plantas estaban cerca o sobre los ríos Allegheny, Monongahela y Ohio, lo cual abarataba los costos de transportación de las materias primas. Todas estas fábricas y sus activos se consolidaron en una sola empresa, la Carnegie Steel Company, en 1892.  

Ilustración 1. Andrew Carnegie (1835-1919) 

 

Integración vertical 

Esta consolidación posibilitó la eliminación de puestos de trabajo equivalentes o espejeados, así como procesos redundantes en la administración y organización laboral de las plantas, abaratando aún más los costos. Del mismo modo, la Carnegie Steel Company buscó ser la dueña de los productores de los insumos requeridos para producir acero. De esta manera, se convirtió en la mayor productora de coque y arrabio, así como de los trenes y barcos fluviales de vapor que transportaban estos insumos a los hornos acereros. Carnegie fue pionero, junto con Rockefeller en el petróleo. En este proceso, llamado integración vertical, se disminuyeron aún más los costos de producción al eficientar la cadena de producción incrementando el margen de utilidad. Se generó un circuito de valor donde la compraventa de insumos, su transporte y su transformación eran controlados por la misma empresa a través de subsidiarias.  

Horno de solera 

Otra gran novedad que Carnegie introdujo a la industria acerera norteamericana fue el uso de los hornos de solera, los cuales reducían el contenido de carbono en el acero y permitían producir columnas y vigas con los niveles de resistencia y dureza necesarios para ser utilizados en la industria de la construcción, relegando y tomando el lugar del hierro forjado, hasta ese momento el material más usado en las nuevas estructuras del siglo XIX. Este nivel de calidad obtenido a través de la incorporación de una nueva tecnología, en conjunto con el abaratamiento de costos a través de la consolidación y de la integración vertical, fue lo que permitió que el nordeste de los Estados Unidos, desde Chicago hasta Nueva York, se convirtiera no sólo en la mayor plataforma industrial manufacturera del mundo sino en la cuna de emblemas de la modernidad como el rascacielos o el automóvil.  

Puente Eads  

Para demostrar las capacidades técnicas del acero en la construcción, Carnegie comisionó en 1867 el puente Eads que cruzaría el Río Mississippi al sur de su unión con el Río Missouri, el primer puente en hacer esto y al mismo tiempo sería el primer puente fabricado enteramente de acero y ya no de hierro forjado. Se inauguró en 1874 como un puente tanto para automóviles como para ferrocarril. Con el crecimiento de la red ferroviaria en los Estados Unidos y el crecimiento de la preponderancia en el comercio del nordeste, en particular Chicago, sobre el sur después de la Guerra Civil, el transporte fluvial en barcos de vapor había decrecido enormemente, volviendo a St. Louis un punto comercial de segundo orden. El primer puente de acero en cantiléver, el puente Eads, volvió a poner a St. Louis en el mapa del comercio transcontinental y probó que el acero producido por Carnegie en hornos de solera podía ser al mismo tiempo barato y resistente inaugurando una nueva era en la construcción.  

Ilustración 2. Puente Eads (crédito: Mitchell Schultheis)